Desde su labor como actriz de doblaje hasta su compromiso con transmitir la importancia de la creación y la autonomía a sus alumnos de teatro, Carolina Araya muestra cómo arte y educación pueden converger en una práctica enriquecedora.
La actriz Carolina Araya se ha dedicado por más de 20 años al doblaje, carrera que comenzó en 2004 cuando, mientras cursaba sus estudios de actuación, una ayudante del curso le sugirió explorar el doblaje debido a su notable voz. Decidió así tomar un curso y, en 2005, comenzó a trabajar en Dint Doblajes Internacionales, una empresa con más de 40 años de trayectoria en el ámbito del trabajo vocal – audiovisual. Desde entonces, su carrera en la industria ha abarcado diversas áreas del doblaje y voiceover, incluyendo películas, series, dibujos animados, y locución comercial e institucional.
Carolina ha interpretado varios personajes reconocidos, siendo uno de los más destacados la peculiar alcaldesa Goodway en las primeras temporadas de la serie animada «Paw Patrol». Además, ha trabajado en el doblaje de numerosas teleseries turcas y ha sido la voz de un personaje femenino en el reality show «Little People, Big World» de Discovery, desde 2008.
Para sumergirse en sus personajes, utiliza tres referencias esenciales: la imagen del producto audiovisual terminado, el audio en el idioma original y el texto traducido. Esta metodología le permite observar y replicar con precisión los matices físicos y emocionales de los personajes, asegurando una interpretación auténtica y creíble. “Es mucha pega interpretativa, para que suene creíble”, comenta.
Explica que el doblaje, requiere una sincronización precisa de la voz con los movimientos de los personajes originales, además del uso de un español neutro latinoamericano para eliminar particularismos regionales. Carolina subraya la importancia de entrenar tanto el oído como el ojo para capturar los detalles sutiles de la actuación original, asegurando que su versión doblada refleje fielmente la energía y las intenciones del personaje.
“El lipsing es distinto, porque tiene que ver con la sincronización de la respiración. No es sólo lo que dice el personaje, sino cómo respira, cómo reacciona y toda la sonoridad que rodea al personaje. Es pura actuación. La voz es cuerpo en ese sentido”, explica. «Para copiarlo, hay que observar muy en detalle esa partitura física que es súper específica”, sostiene.
A pesar de su éxito en el doblaje, Carolina nunca ha tenido un rol protagónico debido a su dedicación a la docencia. Esta dualidad en su carrera le ha permitido formar a nuevas generaciones de actores mientras continúa su trabajo en doblaje. Desde 2013, Carolina imparte un curso de actuación audiovisual en la Universidad Finis Terrae, donde guía a los estudiantes de cuarto año en la aplicación de sus herramientas vocales en este ámbito. Este curso se realiza en un locutorio profesional, permitiendo a los estudiantes experimentar el entorno real de la grabación ante micrófono.
En rigor, Carolina nunca se apartó de la Universidad Finis Terrae pues comenzó como alumna en 2002 y luego pasó a ser ayudante teórica antes de convertirse en profesora. Recientemente, en 2022, asumió el cargo de Directora interina de la carrera de teatro, siendo ratificada en 2023. Uno de sus principales desafíos ha sido la reformulación curricular de la carrera, implementando una nueva malla que amplía la formación más allá de la actuación teatral tradicional. Bajo su liderazgo, la carrera ahora se denomina «Actuación y Creación Teatral», reflejando una formación más integral que incluye áreas como la instalación sonora, audio ficciones, y podcasts, entre otras.
Estas reformas buscan preparar a los estudiantes para un campo laboral dinámico y en constante evolución, enfatiza Carolina y recalca la importancia de que los estudiantes sean proactivos y generen sus propios proyectos en lugar de esperar oportunidades laborales. La universidad apoya esta iniciativa mediante proyectos como, por ejemplo. «En Breve», que promueve la creación de equipos interescuelas y la circulación de trabajos en espacios culturales como el teatro Sidarte. Estas oportunidades permiten a los estudiantes y egresados presentar sus trabajos y colaborar con otros artistas, ampliando su red profesional y experiencia práctica.
«Hace rato que las generaciones entienden que esperar a que te llamen es imposible. Eso no existe. Uno tiene que generar los proyectos, y en ese sentido, nuestros estudiantes son bien inquietos”, comenta.
Dado que Carolina también se formó en pedagogía, ha podido aplicar metodologías activas y sistemas de evaluación efectivos en su docencia. «Haber estudiado teatro no es suficiente para enseñar, al menos para mí, son necesarias otras herramientas», manifiesta. “Me gusta mucho hacer clases. En el proceso pedagógico, ayudas al estudiante a que descubra su potencial, su capacidad de experimentación para que genere sus propias propuestas, porque no hay una sola forma de hacer teatro”, agrega.
Su enfoque se resume en facilitar el proceso de aprendizaje de los estudiantes, alentándolos a descubrir y desarrollar su propio potencial creativo. “Parte muy importante de lo que te nutre como actor, tiene que ver con observar. No sirve solo actuar, hay que ir al teatro, ver distintas producciones y temáticas. Conocer las trayectorias de las compañías», afirma.
Carolina no podría haber logrado todo esto sola. Su sólido equipo, conformado por Francisco Krebs, Soledad Henríquez, Federico Zurita y otros colaboradores, ha sido fundamental en el proceso de implementar nuevas ideas y mantener la excelencia en la formación teatral. Juntos, han generado discusiones enriquecedoras y han impulsado iniciativas innovadoras:
“Ha sido muy nutritivo generar estas discusiones artísticas, pedagógicas y curriculares, teniendo todo este espacio para implementar lo que nunca ha habido, o mantener lo que ya existe, o modificar lo que sea pertinente para ampliar la formación, porque la creación teatral tiene demasiadas áreas. Tener esa visión interdisciplinaria, enriquece mucho”, concluye.
En el proceso pedagógico, ayudas al estudiante a que descubra su potencial, su capacidad de experimentación para que genere sus propias propuestas, porque no hay una sola forma de hacer teatro.
