La obra performática de Sebastián Mahaluf (1976) se ha tratado, en gran medida y por mucho tiempo, de la tensión corporal y material.
El estiramiento de las cuerdas elásticas de las que penden los cuerpos, literal y metafóricamente en la muestra Desplome (2020), desfallecen sin precipitarse al suelo, aún. Frágiles recipientes de vidrio que contenían residuos viscosos de grasa, la metáfora corporal beuysiana por excelencia y en su mínima expresión material, pesan y estiran hacía abajo sus ataduras hasta la proximidad dura de la loza sin llegar a tocarla.
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