Con más de 20 años de carrera, el universo creativo de Sandra de Berduccy (Oruro, 1976) se ha desplegado entre el pasado tecnológico de los telares andinos —técnica que perfeccionó en las serranías de Iturata, al norte de Potosí— y su conexión con los circuitos y los códigos informáticos de las nuevas tecnologías. Lenguajes que no contrapone sino que reúne y entrelaza proponiendo un diálogo que revela una continuidad entre los saberes ancestrales de Los Andes y las redes digitales.
«Estamos acostumbrados a pensar en la tecnología como algo de los últimos 50 años, con la popularización de las computadoras y los celulares. Pero mi trabajo artístico cuestiona esa inmediatez del concepto, repensando históricamente el telar andino como parte de un proceso tecnológico que ha acompañado a la humanidad durante siglos”, explica Sandra de Berduccy, quien actualmente está radicada en Santiago de Chile, donde cursa el Doctora Interdisciplinario en Humanidades en la Universidad Finis Terrae.
Carrera artística y proyección internacional
Su carrera artística comenzó a los 15 años con su primera exposición, una muestra individual en el Centro Simón I. Patiño de Cochabamba, Bolivia, donde presentó obras producidas en los programas de Arte-Educación. Su formación artística continuó en la Universidad Mayor de San Andrés, donde realizó la primera tesis académica enfocada en el arte textil en Bolivia.
Posteriormente, amplió su formación con una maestría en Artes Visuales en la Universidad Federal de Bahía, Brasil. Para de ahí, comenzar una carrera internacional exhibiendo su trabajo en galerías de arte de Europa, Centroamérica y Estados Unidos, al mismo tiempo que participaba en residencias artísticas que profundizaron su investigación sobre tintes naturales y técnicas textiles.
A pesar de su trayectoria académica, Sandra mantiene una conexión profunda con su origen altiplánico: “Crecí con el tejido como parte de mi vida cotidiana en Bolivia. Aprendí a tejer con mi abuela, y esta práctica ha sido fundamental para mi comprensión del textil”.
A-RUMA: noche y ausencia de palabras
En el territorio Lupaca, en los valles interandinos de la vertiente del Amazonas de Bolivia, la artista continuó su búsqueda durante ocho años, aprendiendo que el tejido no es solo una representación iconográfica, sino la una acumulación de historias y prácticas comunitarias ancestrales.
Actualmente, su investigación se centra en cómo la energía circula dentro del textil, convirtiendo los telares en dispositivos interactivos. “Es una búsqueda para visualizar y evidenciar cómo se activa y conserva la energía en el textil andino, he encontrado la forma de que un tejido andino se convierta en ceros y unos, que pueden ser decodificados por un celular. La estructura del tejido, más que la iconografía, permite esta conversión”, experiencia, explica la artista, que converge en sus exposiciones, donde los visitantes experimentan estas interacciones inesperadas entre el textil de fibra natural y la tecnología.
Su proyecto «Aruma», que toma su nombre de una palabra aymara que significa «noche», refleja su enfoque poético y filosófico. “Aruma también puede interpretarse como vacío, o la oscuridad que se ve al cerrar los ojos. Encierra la ausencia de palabras, la experiencia de la noche y el silencio”, explica.
La exposición Tejidos de energía resplandeciente, en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, se convirtió en uno de los hitos en la carrera de la artista, recibiendo más de cien mil visitantes entre octubre de 2022 y febrero de 2023. Esta muestra permitió a los asistentes ver sus propios latidos del corazón reflejados en las obras, generando una profunda conexión entre el arte, la tecnología y la experiencia humana. “La conexión emocional que la gente tiene con el tejido y la tecnología ha sido muy gratificante”, recuerda la artista.
A lo largo de su trayectoria, Sandra ha integrado inteligencia artificial y otras tecnologías avanzadas en sus exposiciones. Un ejemplo destacado es una muestra en el Centro Cultural GAM en Santiago, donde exploró la representación de los pueblos indígenas a través de la inteligencia artificial junto a otros latinoamericanos. “Nos cuestionamos hasta qué punto debemos ser activos o pasivos en la representación de nuestros territorios en el ámbito digital”, planteando que la inteligencia artificial puede ser también un espacio para reconocer y respetar las diferencias culturales y territoriales de los pueblos originarios del continente en la era digital.
Es una búsqueda para visualizar y evidenciar cómo se activa y conserva la energía en el textil andino, he encontrado la forma de que un tejido andino se convierta en ceros y unos, que pueden ser decodificados por un celular.