Ana Luz Ormazábal

Ana Luz Ormazábal

Artes Escénicas / Escuela de Teatro

Teatro, experimentación y compromiso

Explorando los límites del teatro, Ana Luz Ormazábal fusiona experimentación, sensibilidad y compromiso en una carrera dedicada a redefinir la escena escénica contemporánea.

La actriz Ana Luz Ormazábal (1985) destaca como una figura prominente en el mundo del teatro. Su trayectoria abarca roles de directora, investigadora escénica y académica, cimentados en una formación inicial en Actuación en la Universidad Católica de Chile y posteriormente un Magíster en Práctica y Investigación Escénica en la Universidad de Londres, lo que ha proporcionado una sólida base académica que ha moldeado su carrera.

Ormazábal ha dejado una marca significativa en diversos ámbitos de la puesta en escena. Durante tres años, desempeñó roles fundamentales en el CIEC Centro de Investigación y Estudios Coreográficos bajo la dirección de la coreógrafa Paulina Mellado, donde participó como gestora de proyectos, asistente de dirección y performer en producciones como «Cuerpo Pretexto» (2010) y «Diana» (2012). Su experiencia internacional incluye su participación en el Festival Camden Theatre de Londres, donde colaboró en la performance «7», dirigida por Pepa Urbera y Francisca Rivas.

Sin embargo, es en su labor como directora, dramaturga e investigadora donde Ana Luz ha destacado significativamente. Fundó y dirige ANTIMÉTODO, una plataforma de investigación y creación escénica que ha generado obras innovadoras como «Concierto» (2012), «Agnetha Kurtz Roca Method» (2015) y «Ópera» (2016). En sus propias palabras:

«El ANTIMÉTODO, como práctica, se me ocurre como concepto para nombrar prácticas y modos de hacer que entendí al hacer mis primeras obras, y por muchas lecturas sobre pedagogía donde se hablaba de los laboratorios, del ensayo, del error, de cómo se crean rutas a través de la ceguera, de lo indeterminado, y cómo eso al investigar siempre presente en la reflexión, y que depende de cómo se haga. El cómo es súper fundamental y primario para toda mi práctica. Creo que entendí con las obras (“Concierto», «Agnetha…» y «Ópera») que trabajo siempre desde los formatos. Es decir, hay un formato al cual yo le pregunto algo y me responde. De ahí saco muchas maneras, reglas, modos de hacer. Y eso persiste hasta mi última obra que es «María Isabel» (2023), y se expande. Es como un anclaje para crear. Creo que es mi punto de vista a la hora de crear y que hace que mis obras sean bien particulares. No hay una fórmula de cómo hacerlas, creo yo».

Dicha particularidad de sus creaciones obedece a su interés por experimentar que se inició cuando comenzó a dirigir en el año 2012, en un contexto marcado por el paro de los estudiantes de la Revolución Pingüina. Su trabajo en ese escenario, era de nicho. Ormazábal reflexiona sobre la evolución del teatro hacia un enfoque más abierto a la investigación y la sensibilidad:

“Ahora el teatro está más abierto a la investigación y todo el mundo hace investigación. O sea, es francamente un usufructo de la palabra, porque investigar es ponerse a prueba, es no saber. Ahora el público se toma súper bien el tema de lo sensible, sensibilidad y poesía que están ligados a un sentido también”, piensa la artista. “Me preocupo de amarrar las cosas a un sentido para poder darme el gusto de poner otras cosas que son más abstractas. Creo que ahora manejo bien esa composición: entender que hay una parte que es borrosa, una parte que tiene que ser muy clara; una parte que tiene que contar algo, una parte que no ¿Dónde pongo al público? ¿Cómo le pongo la pregunta para que entre a jugar, a ser parte de la experiencia, a leer algo o a sentir?”.

En 2021, su talento fue reconocido con el premio a «Mejor Dirección» por el Círculo de Críticos de Arte de Chile, por su montaje «Este teatro no está vacío», creado y dirigido para el Teatro UC. Este espectáculo, que incorporaba extractos dramatúrgicos de distintas piezas emblemáticas del teatro chileno, resonó fuertemente entre el público, de quién opina:

“Yo confío harto en las obras y confío harto en el espectador. Creo que el problema es que hay muchos creadores que piensan que el público es tonto, entonces no dejan nada para la imaginación ni para el relleno personal. Y lo encuentro súper embrutecedor. El público agradece los espacios de reflexión, y se siente inteligente, se siente culto, se siente parte de una experiencia bella, y no porque uno le dé cosas inteligentes, es porque tú le dices oye, pensemos juntos. Eso es muy importante”.

Ana Luz Omazábal también es una educadora comprometida, impartiendo clases en diversas universidades y colaborando con artistas y espacios de reflexión y creación escénica, promoviendo así el desarrollo y la diversidad en las artes escénicas. En sus propias palabras sobre su enfoque pedagógico:

“Cuando uno enseña tiene la responsabilidad de ser quien va a dirigir o ser parte del ritual social que es el teatro. Sea dirigiendo una asamblea, sea haciendo una obra de teatro, sea dirigiendo un desfile. Cuando está presente la convocatoria humana, hay responsabilidades éticas, ideológicas de cómo mirar a quienes invitas, de cómo hacer que esta experiencia sea sensible. Entonces estar en el presente y conocer tu voz, tu cuerpo, no tener miedo a estar y a tomar el tiempo, es una experiencia que la verdad es que todo el mundo debería pasar. Conocerse, desde conocer tu performatividad.”

Así, su dedicación a la investigación, la creación y la enseñanza demuestra que el teatro es mucho más que un arte, es una práctica vital que nos invita a reflexionar, sentir y explorar nuestra propia performatividad en el mundo:

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Frase destacada

El teatro es un lugar de mucha contemplación y belleza. Yo creo que hay que preservarlo y defenderlo. El teatro no es solamente para hacer obras, es una práctica vital.