El destacado poeta chileno, escritor, investigador y docente, convierte sus desplazamientos diarios y la vida urbana en una fuente inagotable de inspiración. Su obra invita a reflexionar sobre la identidad, la memoria y la complejidad de la vida moderna.
Gastón Carrasco (1988) es escritor, doctor en Literatura por la Universidad Católica de Chile, docente en la Escuela de Literatura de la Universidad Finis Terrae y en la Universidad Alberto Hurtado, y una voz significativa en la poesía chilena contemporánea. Con seis publicaciones a su nombre, el escritor ha encontrado en sus desplazamientos diarios una fuente constante de inspiración. «Los trayectos se convierten en algo esencial, en una especie de laboratorio en el que observo, anoto y luego transformo en poesía», confiesa.
En su práctica literaria, Carrasco considera fundamental el proceso de observación y recolección de experiencias cotidianas. Con cada libro, el escritor no solo ofrece una ventana a sus experiencias personales, sino también una invitación a explorar las complejidades de la vida urbana y los paisajes internos del ser humano.
Carrasco es un cronista de la experiencia urbana, invitando a los lectores a reflexionar sobre la identidad, la memoria y el impacto de la vida moderna en el individuo. “Lo visual es una tendencia muy presente en mi trabajo; busco crear imágenes del mundo. También tengo una fijación por trabajos y oficios, como francotiradores, copistas, marinos, lo cual proviene de mis lecturas de narrativa social, donde siempre hay trabajadores, como en las obras de Manuel Rojas”, cuenta.
Desde sus inicios, Carrasco ha mostrado una notable versatilidad y profundidad en su escritura. En noviembre de 2011, publicó el cuaderno de poesía “Viewmaster”, perteneciente a una serie de la Biblioteca de Santiago. Se trata de diecinueve poemas influenciados por sus desplazamientos diarios entre Peñaflor y Santiago que el autor transforma en un lienzo donde captura las imágenes poéticas que emergen de la ciudad y sus rincones inesperados. «Hay siempre una imagen poética dando vueltas y uno la está cazando también», dice.
Su obra, «El instante no es decisivo» (2014), lo llevó a ser finalista del Premio Municipal en el género de poesía, consolidando su posición en la escena literaria. Sin embargo, fue con “Monstruos marinos” (2017) que Carrasco decidió desafiar la etiqueta de «poeta de la fotografía» y sumergirse en un imaginario más oscuro y complejo, inspirado en los bestiarios y los libros de viajes del siglo XIX. «Leí mucho sobre el tema del mar, aparte yo ni siquiera sé nadar, entonces mi relación con el mar es súper complicada. Biográficamente no es tan amable y, claro, me metí desde la lectura, leyendo Moby Dick muy afiebradamente. Después me puse a leer todo lo marino que se me cruzaba, muy en términos febriles», comenta Carrasco, reflejando la tensión entre atracción y temor que permea su obra. “Me interesaba pensar que, en el fondo, el monstruo es el hombre, y el animal es lo bello, es justamente lo que te saca de esa animalidad inicial. Es un poema poblado de animalidad marina”.
En 2019, coautoró el libro “¿Quién le teme a la poesía?”, y en 2020 publicó “Luminarias”, continuando su exploración de temáticas urbanas y cotidianas con un enfoque en las experiencias nocturnas y los efectos poéticos de la oscuridad. “Luminarias es un libro que tiene algo que ver con la revuelta, pero no habla directamente de ella. Se enfoca en la noche y en mis recorridos oscuros, especialmente cuando tenía que regresar caminando desde la Plaza Baquedano a Estación Central, lo cual era bastante peligroso. No había alumbrado público, de ahí el nombre Luminarias y su tapa negra. Este libro captura esas experiencias nocturnas, los flashazos de escenas que quedaban después de las marchas, y el imaginario de la oscuridad. Habla de llegar a casa sin luz, apagones, y cómo en medio de la oscuridad una imagen puede iluminarse poéticamente”, cuenta.
“Diario de Koro” (2021) y “Dos soledades” (2023) expanden su repertorio, siendo este último su más reciente creación, donde interpela el aislamiento contemporáneo desde el aprendizaje de la espera. Además, Carrasco ha sido antologador del libro Cosas simples del poeta Joaquín Giannuzzi, mostrando su compromiso no solo con la creación sino también con la promoción de la poesía.
En cuanto a su faceta como investigador, Carrasco se especializa en imaginarios populares, masculinidades y estudios culturales. Cuenta que antes, sus investigaciones se centraban en los afectos más negativos: Investigaba la violencia, el odio, la representación del diablo y del mal. Esto lo llevó a explorar la otra cara, a indagar qué sucedía con los afectos positivos. En ese camino, encontró mucha literatura social anarquista, que en algún momento promovió otros valores como la cooperatividad, la amistad y la afectividad. Al hablar de nuevas masculinidades y nuevas paternidades, se refiere a otras formas de entender la sociedad. “Estoy investigando temas de afecto y masculinidades en la literatura chilena. Como ciertos grupos que funcionan en base a la amistad, por ejemplo Manuel Rojas y Gonzalo Vera, que eran muy amigos y cercanos. Ellos muestran otro tipo de masculinidades: sujetos más abiertos y afectivos. Aunque no dejan de ser machos para la época, ya que hay una cuestión estructural mayor, presentan una masculinidad diferente a la hegemónica. No es el patrón de fundo ni el hombre violento, sino una figura más afectiva. Más adelante, al pensar en Lemebel y otras escrituras, se abre otra forma de concebir la masculinidad”, detalla.
Estoy investigando temas de afecto y masculinidades en la literatura chilena. Como ciertos grupos que funcionan en base a la amistad, por ejemplo Manuel Rojas y Gonzalo Vera, que eran muy amigos y cercanos. Ellos muestran otro tipo de masculinidades: sujetos más abiertos y afectivos.